Por: Jorge Zea
Podría creerse que prestar el servicio de cuidar a un carro o una moto, y en ocasiones bicicletas, se limita solo a eso, pero nada está más lejos de la realidad. Para quienes realizan esta actividad es importante poseer otras capacidades o habilidades que harán que su labor tenga un valor agregado y le permita al oficio crecer; ellos también desempeñan funciones que, aunque no les corresponden, lo hacen con gusto y resalta la amabilidad y humildad de su oficio: agentes viales, servicio a domicilio, guías turísticos, celadores, coteros y hasta mecánicos, por mencionar solo algunas, hacen la diferencia en la ocupación que realizan para recibir un incentivo que se convierte en una moneda o un billete, cualquiera sea su valor.
En el municipio de El Retiro son ocho las personas designadas para la labor del
cuidado de los vehículos que uno a uno, van llegando desde las horas de la
mañana y todo el trascurso del día a estacionarse, bien sea en el parque principal,
o en tres cuadras aledañas al mismo; una responsabilidad que tiene un mérito
importante ya que, gracias a ellos, los propios y los visitantes, pueden tener la
certeza de que sus medios de transporte quedarán en buenas manos.
Sin importar el clima, que pueden ser días de sol infernal o de lluvias que no
cesan, son ellos los primeros que se van asomando entre las esquinas que los
llevan al destino en el que permanecerán todo el día; entre siete y media y ocho
de la mañana, son Abelino Alberto Durango Ramírez, Mario de Jesús Tangarife
Castañeda (Carriel), Jorge Mario Montoya (Conejo), Wilson Andrés Echeverri
Vallejo (Catales), Gilberto Ospina Mejía, Rubén Darío Rincón Tabares, Laureano
de Jesús Ríos Pérez y José Alfredo Gutiérrez Tangarife, los que toman posición
para hacer de un largo día la fuente de sus ingresos.
En un principio el gremio de los cuidadores de carros estaba sujeto a la voluntad
de algunas personas residentes del municipio, no existían horarios y las peleas
por tomar algunos lugares se hacían evidentes, incluso, muchos de los que
realizaban la tarea estaban altamente influenciados por el consumo de sustancias
psicoactivas, razón evidente para la preocupación de algunos mandatarios, sobre
todo por la imagen de los foráneos con respecto del municipio. Muchos de los que
hoy son los designados para el cuidado de los vehículos, tuvieron sus inicios en
las tradicionales Fiestas de los Negritos de este municipio, actividad que
desempeñaban por tres o cuatro días cada año, como en el caso de Mario de
Jesús Tangarife Castañeda y José Alfredo Gutiérrez Tangarife. Fue en la presente
alcaldía del mandatario Nolber de Jesús Bedoya Puerta, donde se ha tenido
mayor cuidado en la designación de las personas que prestan este servicio y que
no tienen ningún tipo de contrato, ni un vínculo contractual con la actual alcaldía,
como lo manifiesta en Inspector de Tránsito, Felipe Puerta: “La administración
municipal lo que hace es darles un acompañamiento y unas orientaciones
pertinentes, para el buen uso del espacio público y que le ayuden a los visitantes a usar estas vías de manera apropiada para evitar accidentes de tránsito y que no
existan problemas de movilidad. Es importante resaltar que estas personas son
del municipio y no son subordinados de la administración, ellos ejercen la labor de
manera voluntaria”.
Si bien para parquear un vehículo no existe una tarifa fija, para los sujetos que
desempeñan la tarea de velar por los automóviles o las motocicletas, esta es su
mayor motivación. Todos ellos coinciden en que hay unas zonas mejores que
otras: hay días de tres mil o cuatro mil pesos, pero hay días en los que se pueden
ir con ochenta mil, noventa o cien mil pesos para la casa. Por tal motivo la agente
vial, Sorany Patricia Buitrago, es la encargada de transmitirles los lunes los
cuadros de turnos que rotan cada día, para que entre ellos no existan discordias.
Sobre esto se expresa Jorge Mario Montoya (Conejo), quien lleva dos años
desempeñando el oficio: “la rotación es muy buena porque es pa todos, a todos
nos tocan los puntos malos y a todos nos tocan los puntos buenos. Así no me den
plata, si me dan las gracias yo me siento bien”.
En definitiva, los mejores puntos para el trabajo y los de mayor rédito son los
ubicados en el parque principal de El Retiro: la zona de parqueo de motos, al
frente de Oscar Mejía y la zona de Billares; otras zonas menos rentables son la
calle de Saboretti y la zona de Soto del Este; todo ellos coinciden que la calle de
Correcaminos es la menos rentable, ya que allí el flujo de los vehículos no es tan
alto.


“Tengo un cliente que es General de la Policía, cuando viene de civil siempre me da cincuenta mil, sin falta; viene cada mes o cada 2 meses. Yo recibo quinientos, mil, lo más que le dan a uno son dos mil o cinco mil pesos”.

“Yo siempre recibo a la gente bien recibida, bienvenidos a El Retiro, les digo. Yo hablo mucho con el turista, ellos me preguntan por sitios turísticos, por
restaurantes, por quebradas; yo los mando para varios restaurantes, para la iglesia y la capilla”.
“Lo más difícil es la responsabilidad que tiene uno con los carros, se tiene que poner cuidado de que no los vayan a dañar en la entrada o en la salida. Gracias a este trabajo mantengo a mi esposa, mis tres hijos y pago arriendo. Me quedo cuidando carros hasta que Dios me preste la vida, tengo 65 años. A veces los carros lujosos salen dejando doscientos pesos”.
desplazado de Abejorral, vereda Morrona.
“Estoy muy agradecido que volví a arrancar, que me devolvieron el trabajito porque me golpearon mucho con la cuarentena. Cualquier cosa es cariño”.
“Hay gente que le gusta cuadrar donde está uno, porque unos les corre. Una vez me dieron una liga de 42 mil pesos, pero yo digo que fue por equivocación, el señor me preguntó que si tenía ocho mil para devolverle y yo se
los di, yo nunca reviso la plata que me dan por respeto al cliente, cuando revisé
más tarde, me di cuenta que era un billete de cincuenta mil”.
“Hasta el día de hoy no he tenido percances, considero que soy muy activo, lo hago con mucha responsabilidad. Al cliente hay que brindarle amabilidad, la atención adecuada, qué orientación necesita, lugares, restaurantes, estamentos
judiciales… todos hacen preguntas y se brinda buena información. Hay que darle la misma atención tanto al que da, como al que no da”.
“La peor liga es un madrazo”